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El final del año pasado se complicó tanto a nivel personal y laboral que, cuando llegó el momento familiar de dar los regalos de Navidad, mi hermana y mi madre decidieron que lo que mejor me podía venir era un conejito. Y no estamos hablando del animal -obviando las metáforas-, sino del vibrador líder en ventas después del succionador de clítoris. Se trataba de un juguete con función doble: por un lado, simulaba un pene y, por otro, dos orejas que se asemejaban a las de un conejo. O visto de otro modo y quitándole la parte infantil y el romanticismo, a dos dedos humanos.
Varios botones te permiten poner a trabajar ambas funciones a la vez o sólo una: aquello me pareció una fantasía antes y después de probarlo. A los comensales del restaurante que había en ese momento en las mesas aledañas también, aunque no todas las miradas eran de diversión. No nos engañemos, seguimos teniendo pavor a afirmar que nos gustan o que usamos este tipo de juguetes.
Una demanda que sube y sube
Aun así, se trata de una industria que sigue creciendo año tras año y que, a nivel mundial, pretende crecer un 7,6% hasta 2028. Parece poco con esa cifra, pero nada más lejos de la realidad: entre 2021 y 2023, la demanda de juguetes sexuales en España aumentó un 97%, según Idealo, situando a nuestro país en segunda posición a nivel mundial, solo detrás de Francia.
Y sí, teniendo en cuenta esta radiografía, cuando llegan las navidades las ventas explotan: el grupo LoveHoney Group, que también engloba a Womanizer y We-vibe, experimenta un aumento de hasta un 50%, mientras que otros estudios apuntan a un 60% a nivel general.
Un Prada con vibración
Más allá de los succionadores y vibradores líderes de ventas disponibles en todos los tamaños y animales-formas posibles, tanto para él como para ella, hay un sinfín de catálogos de otros formatos, cuya elección va a depender de nuestros gustos, educación y niveles de intimidad respecto a la persona a la que se lo vayamos a entregar o incluso con nosotras mismas.
En el caso de LoveHoney, cuentan con dos líderes de ventas en estas fiestas: su "auténtico Prada de los juguetes", llamado Premium 2, que en su descripción promete "aventuras nuevas e impredecibles", y Liberty 2, una opción pro pero en versión mini para llevarlo a donde quieras.
Para llevar
Y es que es verdad que el placer no tiene que producirse sólo en casa. Si preferimos compartir, también podemos encontrar múltiples opciones en esta y otras webs, como vemos con Craby, un vibrador para parejas de Platanomelón con forma de herramienta -alejada de la estética infantil a la que solemos estar acostumbradas- y que tiene ni más ni menos que 32 formas de disfrutarlo. Si encuentras alguna más, será bienvenida seguro.
Si queremos cachondeíto, existen otros de control remoto: existe un anillo que se adapta al genital del hombre y que otra persona puede controlar desde una app. Estés donde estés, la cosa es echarle imaginación.
Y es que de eso se trata, de liberarse de los prejuicios: ¿un vibrador con sistema de control de voz? Existe: el nivel de vibración se modula en función de la intensidad y la frecuencia de la voz externa. Tanto es así, que podemos poner música rock o clásica si es que vamos a mantenernos en silencio para guiar mejor a nuestro nuevo mejor amigo. Un regalazo, que va desde los 100 euros hasta los 400.
El más allá de los juguetes
Pero no, no todos los productos son conejitos. La oferta, como la demanda, es cada vez más amplia y, por ende, creativa, como vamos comprobando. La ropa interior ya no sólo puede ser bonita o sensual, sino que puede darnos placer: desde las que llevan vibración incorporada hasta la que brilla en la oscuridad o se compone de golosinas que alguien tendrá que comerse. O no.
Los perfumes de feromonas siguen existiendo, y cada vez más desarrollados. También pueden brillar en la oscuridad y ser de sabores y colores. Ya no sólo interesa potenciar el tacto, sino poner al resto de sentidos a trabajar. Las velas pueden convertirse en aceite de masaje: empiezan ardiendo en la piel para terminar convirtiéndose en una agradable crema al tacto.
Del olor al sabor
Si nos vamos a los sabores, ojo: existen pastillas para el sexo oral. Así de repente suena raro, pero tiene sentido: unas grageas que intensifican lo que siente cada uno con diferentes aromas y sabores. Otro apartado bien se merecen los calendarios de Adviento, con los que estamos viviendo una fiebre de creatividad y éxtasis de a ver quién tiene el mejor -y el más caro-.
En el caso de los juguetes sexuales, 12, 24 o hasta 31 mini juguetes o experiencias sensoriales se nos muestran para tener el diciembre más ardiente de nuestra vida... Aunque también el más cansado si lo comparamos con el de comer un chocolate por día.
Regalos para dos
Pero si buscamos experiencias, existen tantas como queramos encontrar: una sesión de fotos Boudoir para una misma o para compartir en pareja es una de las opciones, junto a las de látigo o bondage artístico. Aquí hay que meterse en el papel o no nos va a servir de nada.
Se trata de regalos que van a depender en gran medida del nivel de confianza e intimidad con tu pareja. Así también lo confirma la psicóloga y sexóloga Ana Cruz (@anacruzpsicologia): "Cuando hacemos un regalo erótico dentro de un vínculo sexoafectivo, el grado de intimidad es alto, y seguramente sabemos con más certeza el tipo de producto o juguete con el que la otra persona va a disfrutar más, así que esperamos que sea una reacción positiva. Que active la chispa, el deseo, el fuego".
Pero ¿qué pasa cuando el regalo no es para nuestra pareja, como me pasó a mí con el famoso conejito? "La incertidumbre va a estar más presente, y el abanico de reacciones aumenta. Desde sorpresa, vergüenza, risas... hasta incredulidad o cierto grado de rechazo. En estas situaciones debemos asumir el riesgo, lanzarnos a la piscina y estar preparadas para sostener cualquier tipo de situación que pueda darse".
Acertar es difícil
Ahora bien, ante tanta oferta... ¿cómo elegir bien? Lo primero es el autoconocimiento si es un autorregalo. Si es para compartir, Cruz pide ir más allá de lo evidente, que en este caso sería todo lo relacionado con lo genital: "Apostaría por productos que estimulen el erotismo a nivel sensorial: desde aceites de masaje o geles de placer con olores envolventes como el coco, la vainilla o los cítricos; accesorios para el cuerpo como joyería, elementos de piel o cuero, pezoneras, pedrería adhesiva; juegos de mesa, dados o cartas eróticas; estimulación corporal como plumas, fustas; hasta juguetes con posibilidades variadas como los masajeadores que pueden utilizarse tanto en la estimulación genital como para masajear y jugar en otras partes del cuerpo como cuello, pezones, glúteos..."
Claro que, como decíamos al comienzo, para lanzarnos a probar cosas nuevas debemos derribar la vergüenza o el apuro, puesto que en la mayoría de las ocasiones seguimos viendo este tipo de juguetes como un tema tabú en muchos entornos. Expresar el deseo de tener uno de estos regalos debajo del árbol de Navidad o siquiera plantearlo no siempre es fácil. En este caso, la sexóloga aconseja una wishlist: "Así evitarás verbalizarlo directamente si todavía no te sientes cómoda, pero darás el paso de ponerlo sobre la mesa de forma divertida y asegurándote, además, de que la persona acertará. Es una manera ligera y creativa de normalizar algo que no debería ser motivo de vergüenza". La cuestión es conseguir que los reyes magos dejen atrás eso del incienso y los jerséis navideños para dar paso a lo realmente vibrante y divertido.